“Si fallas en planear, estas fallando en planear”
Reseña libro: “El poder de lo simple. El arte de limitarnos a lo esencial…tanto en los negocios como en la vida.”
Autor: Leo Babauta.
Es verdad, estamos viviendo tiempos de gran velocidad. Aún cuando la tecnología ha hecho grandes aportaciones a la dinámica social para una mejor comunicación, optimización de recursos, transferencia de información en tiempo real y demás; también es verdad que “el tiempo no alcanza”. Esto quiere decir que no somos eficientes. El argumentar que “el tiempo no alcanza” obviamente entra en valoraciones subjetivas. El primer elemento que se toma para medir el grado de eficiencia tiene que ver con el logro de resultados.
Claro está, eso se da si la persona tiene claridad en cuales son sus metas o por lo menos, cierta noción de un sueño. La constante frustración en la que se ve envuelta la persona, hace que “dimensione” esa “falta de tiempo”. Ahora bien, la solución o actitud de cambio que se debe dar inicia con la acción de buscar herramientas de optimización: eso es administración de tiempo.
El libro nos sugiere, como se puede leer en el título, movernos bajo un enfoque de depuración de actividades a través de la priorización hasta llegar a lo simple. ¿Cómo se logrará llegar a lo simple, que además es llegar a realizar lo “realmente importante”, que es como debe entenderse? Entre otras cosas, el autor nos sugiere que identifiquemos lo esencial de todas las actividades que realizamos tanto cotidianamente como a largo plazo.
Lo que en realidad llama la atención en éste texto es cómo introduce un término que pocas veces uno encuentra en un texto de administración de tiempo: la idea de “ponerse límites”. Ese es en verdad un concepto valioso, que muchas veces dejamos de lado enfocándonos en la idea de que ser eficientes es “hacer las cosas más rápido”. En vez de simplificar caemos en la obsesión por terminar pronto alguna actividad o proyecto.
El ponernos límites, no sólo en el sentido temporal, sino en lo que concierne a implementar un compromiso fuerte por terminar o concretar tal proyecto. En primera instancia, eso nos ayudará a actuar con un pensamiento creativo sustituyéndolo por la idea de hacer las cosas rápido. La mente y la toma de decisiones se dilatarán; los resultados y las acciones serán más congruentes.
Entonces, ¿con lo anterior sustituimos la frustración por vivir en un estado constante de estrés? En absoluto. Lo que verdaderamente sucederá es que no viviremos en un entorno de estrés constante al simplificar las actividades y evidentemente teniendo un “mapa de nuestros planes y metas”, nuestra mente no se dispersará en pensamientos, meditaciones o preocupaciones falsas, o mejor dicho, ambiguas. Lo mismo sucederá con muestras acciones, la correlación pensamiento-acción tendrá el mismo rumbo: simplicidad.
Así pues, la frase “nuestro tiempo es oro” tendrá un peso significativo en nuestra cotidianidad. Se obtendrán resultados a partir del proceso de hacer un proyecto a la vez. Luego otro. Y así sucesivamente. El tiempo es nuestro aliado, no debemos “competir” con el en la carrera de los resultados pues tropezaremos con la desesperación o la frustración según sea nuestra inteligencia y fortaleza emocional.
Sucede que a veces por falta de compromiso real, otras por olvido o por cansancio (físico, mental o emocional), uno abandona tal o cual proyecto; recordemos lo que se dice: no se fracasa, se abandona.
Uno debe continuar el trayecto de los proyectos acompañado de una verdadera determinación hacia el logro de resultados. Luego empezaremos y concretaremos otros y así sucesivamente.
Permítaseme recurrir (con todo respeto), a esa comparación que se ha hecho en varias ocasiones sobre la actitud emprendedora del artista Leonardo Da Vinci, ¡no terminaba la mayoría de sus proyectos! Claro, debemos reconocer su espíritu emprendedor sin duda alguna.