Hoy te escribiré sobre la belleza y fugacidad de la vida.

 "Y todo sarmiento que dé fruto, lo podará".

 Evangelio San Juan.

 

Autor: Abner Pantoja

 Publicado en: Aprender a Escribir.

 

 Bella flor:

 

Estoy en un amanecer muy particular. Sucede que me he quedado sin palabras. Eso en verdad es increíble, ya que las palabras son mi aliento de vida. Sin la idea, simplemente no puedo vivir. ¡Y todo ello es por tu culpa!

 

Si. Es un tierno reclamo el que te hago y paradójicamente te lo agradezco.

 

Sucede que hoy te veo "mágicamente"  bella. Esa es la razón por la que me he quedado sin palabras. Ahora que entiendes la razón de mi cariñoso reclamo no te molestarás conmigo (sería espinosamente doloroso para mi), tu lindura, hoy en particular, es peculiar, pues procede de adentro hacia fuera. Eso me da tranquilidad. ¿Sabes por qué? Te lo cuento:

 

Normalmente cuando conozco a alguien u observo cualquier aspecto de la realidad, actúo como un jardinero, empiezo a podar y a quitar toda la maleza del jardín en particular para apreciar su hermosura y su frescura de la vida, la ilusión y la esperanza. Y el día de hoy, sencillamente me encuentro ante ti sospechando que alguien hizo ese trabajo por mí. Tu en especial representas "los jardines colgantes de Babilonia".

 

El otro asunto del que quiero hablarte es de tu fugacidad y fragilidad. Estoy consciente de que como todas las flores del jardín, eres instantánea e intensa: fugaz. Y eso, aunque pueda parecer angustiante, es todo lo contrario, es la representación fiel del milagro de la vida.

 

Y es que esa visión temporal propicia una "neurosis sentimental". Así es, como todo neurótico, trato de vivirte rápidamente. Y como soy un neurótico propositivo, trato de respirarte más allá de mis alcances olfativos: se que muy dentro de ti se encuentra encerrado un perfume transformacional para mi vida. Y respecto a tu fragilidad, duermo tranquilo porque se que estas sabiamente protegida con tus espinas.

 

Bueno. A decir verdad, al igual que me tranquiliza, me genera cierta pesadumbre. Y es que cuando "egoístamente" trato de acercarme a ti, me detienes con tus espinas; acepto tú natural y sabia decisión. Y no por ser una persona conformista, sino porque además de que debo aceptar y entender cabalmente tu decisión, te lo confieso con todo mi amor, con sólo observarte me es suficiente.

 

A partir de hoy el ritual del bello amanecer será más reconfortante y placentero. La vida contemplativa es más estimulante y relajante.

 

Desde este momento pensaré que cuando converse contigo será como si los pájaros cantaran. ¡Que maravilloso sonido, que música celestial!

 

¿Te das cuenta de la magia que encierra todo esto? Magia… hechizo, embeleso, maravilla, encanto, gracia, imán…, no, no puedo ni siquiera con todos los sinónimos y todas las palabras posibles e imposibles describir lo que me ha sucedido.

 

Es como si en un arranque de locura me espinara y vaciara toda mi sangre como acto simbólico de intentar decirte lo que representas para mí.

 

Aun cuando vaciare toda la sangre y muriera, necesitaría morir de nuevo. Así de inalcanzable y hasta imposible resulta mi deseo de describirte lo que representas para mí.

 

En fin, a falta de palabras, he decidido no escribir hoy este artículo. Entrego estas hojas en blanco. No tengo palabras que apuntar. Sólo voy a mirarte y ser inmensamente feliz. He podido reflejar en mi rostro una sutil sonrisa. Por cierto, dicen que sonreír lo hacen a uno parecer y sentirse más joven.

 

Por si acaso compraré una crema rejuvenecedora que se llama "ganas de vivir". A ver si así me vuelvo más joven.

 

Adiós por hoy y me postro a tus pies.

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