Hacer cambios en nuestras vidas.

Todo ser humano, en alguna etapa de su vida, sea por una fuerte experiencia o por “un despertar de su conciencia”, siente el imperativo deseo de modificar algunos aspectos de su vida. La mayoría de las veces sucede que el deseo de “cambiar nuestra vida” tiene su origen en una insatisfacción de carácter personal o profesional. En ambos casos impera la sensación de frustración, insatisfacción o vacío existencial.

            Para que este artículo tenga cierta validez o sustento experiencial, más que argumentativo, tendré que hablar de mi propia experiencia sobre la actitud de cambio personal. Para ello debo confesar que esa decisión de escribir éste artículo con la finalidad de compartir mis ideas, tienen la noble intención de replantear en mi persona el cómo estoy haciendo las cosas: recordemos que la idea de cambio jamás se agota, siempre existe la posibilidad de modificar algo. También tiene la finalidad de que puedas encontrar algunos elementos que te sirvan para llevar a cabo la tarea de evaluar tu próxima toma de decisión. De lo que se trata es de compartir experiencias; enriquecernos; mejorar nuestra calidad de vida.

            Existe la probabilidad de que éste artículo no te deje algo interesante. Quiero decir con esto que, tal vez termines de leer el artículo y no tengas alguna impresión ni mucho menos un aprendizaje. Se que eso puede pasar. A mi me sucedió con un libro y técnica que después de tantos años empieza a funcionarme (me refiero al libro de PNL).

            Cuando me encontraba estudiando en la secundaria, y ahora comprendo que a la mayoría de los jóvenes les sucede, tienen una sensación de angustia y sinsentido de la vida. Yo me encontraba terriblemente mal emocionalmente; me sentía abrumado y no encontraba la razón del porqué me sentía de esa manera. Me preocupa que eso sucede en la mayoría de los jóvenes, pero lo más alarmante, es que ese fenómeno se ha trivializado. Algo debemos hacer al respecto.

            Decía que me encontraba realmente incómodo, la “vida me dolía”, al menos eso expresaba a cada oportunidad que tenía y en verdad que jamás fue mi intención apelar a la conmiseración. Mi madre tenía una amiga que se preocupó por mi caso, y en una tarde de angustia personal, me puso en sus manos el libro de PNL.

            Desde siempre tuve el hábito de la lectura. El libro lo leí. Me interesó, me entusiasmó. Lo compartí. Sentía y sabía que me podía cambiar la vida.

            El detalle fue que, se me hizo en verdad difícil empezar el cambio que deseaba. Y aquí debo comentar que además de que todos pasamos por esa prueba de fuerza de voluntad, en la cual, lamentablemente en la mayoría de las veces somos derrotados, por ello la mayoría de los libros y cursos de autoayuda no funcionan, esa es mi tesis: simplemente uno así lo decide.

            Mi vida siguió. Pasaron los años y no recuerdo por qué en la facultad de filosofía retomé la lectura de dicho libro. Fue “más comprensible”, sin embargo, mi vida no sufrió cambios de trasfondo, sólo adquirí conocimientos.

            No se aún psicológicamente cómo se pueda explicar el hecho de tener conocimiento de algo y no poder aplicarlo de manera eficiente a mi vida. Como dice precisamente ese libro: pasar del pensamiento a la acción.

            Un par de años después comprendí y apliqué los conocimientos de la PNL dando en mí resultados interesantes. En otras personas puede funcionar alguna otra técnica o modelo. Lo que realmente importa es estar plenamente conscientes de que debemos estar alertas y encontrar una oportunidad de cambiar nuestra vida.