El mar, los libros y el café

  Son mis tres amores. Aunque como leíste en mi presentación de ¿quién soy?, de que nací en Zapopan Jalisco (y no hay mar), siempre que dicho que soy del mar. Hace muchos años vivía con mi familia en Veracruz: recuerdo que siempre soñaba sobre mi futuro; vivía en aquella tierra hermosa acompañado siempre de mi libro y mi café deseando estar en el mar. Ante circunstancias ajenas a mi determinación, mi madre optó por emprender un viaje para dejar estas tierras, ¡he aquí mi primer exilio! Prácticamente cruzamos el país. Sólo después de dos décadas supe que aquí estaba parte de mi futuro. Y creo que ha valido la pena descubrirlo, aunque sea hasta hoy. Es el momento justo tal vez. Y espero poco a poco ir descubriendo mi porvenir, mi futuro; por lo pronto doy gracias a la vida.

 

 

         Después de haber vivido un tiempo en la bella Guadalajara, empecé mis varios autoexilios, buscando mi futuro: mi horizonte. Lo busqué en Oaxaca, Cd. De México, Culiacán, Mazatlán, Tequila… ¡Y aquí estaba! En mi corazón.

 

         Samantha: en realidad eres para mí una Luz. Siento alegría y al mismo tiempo miedo. Miedo a que todo esto sea como aquellos hermosos atardeceres en los que de un momento a otro toda luz desaparezca. Aunque lo disfrutaste por un instante, viene la noche de soledad.

 

         Quiero que el atardecer sea eterno. Como toda mi vida lo he deseado; como en Veracruz, Mazatlán, La Paz… como en el mar donde observaba extasiado el atardecer y deseaba que jamás terminara. Tal vez cuando tú naciste, estaba viendo no un atardecer sino un amanecer. Eso quiero que sea todo esto, no quiero que se apague la luz. No quiero estar sólo.

 

         Deseo en mis amaneceres estar acompañado aunque sea, de sus recuerdos no vividos: soñados con mi café. ¿Cómo descubrí mi futuro? No lo recuerdo? Si algún día siento la necesidad de añorar nuestro encuentro, lo inventaré cuantas veces sea necesario con el fin de que cada vez sea más hermoso he intenso nuestro encuentro. Y es que según Yo, existen dos formas de conocer: uno “sabiendo” de la existencia de alguien; dos, “viviendo” en la existencia de alguien.

 

         ¿Cuándo te empecé a vivir? El primer trazo que se plasmó en mi lienzo de la vida fue aquella tarde en que naciste (y dolorosamente moriste), el resultado de ello fue de renovación para mí. No se hasta qué punto te he idealizado o estoy idealizando, mas vale la pena. Eres como una luz, pura, radiante, límpida y autentica. Aun cuando no estás en la tierra sino en el cielo, para mi vives aquí y eres;  hermosa. Tu actitud y tus sentimientos son por demás sinceros, honestos; así lo visualizo. Por ello trataré de entregarme con intensidad para vivir una vida en plenitud. Para asegurarme de que todo esto no es un espejismo, quiero gravarme tu rostro en mi mente, deseo tatuarme tu ser en mi corazón; anhelo dejar de ser Yo para ser ”.