La lectura y sus beneficios en el oficio de escritor.
“Tienes que amar la lectura para poder ser un buen escritor, porque escribir no empieza contigo”.
Carlos Fuentes.
Si tienes la intención de escribir, sea un libro de creación literaria, un trabajo de divulgación científica y/o académica, un artículo periodístico, incluso una carta; en resumen: escribir cualquier tipo de documento, es necesario leer.
Estoy plenamente convencido de que se ha encontrado con esta máxima: para escribir, tienes que leer. Seguramente, también, se ha planteado la inquietud de saber el porqué de este mandato.
En este artículo, y de manera un tanto personal, reflexionaré sobre este tema tratando de enfocarme, en los beneficios reales que me ha dado el hábito de la lectura en mi oficio de escritor.
Considero oportuno comentar que afortunadamente, en mi hogar, me inculcaron el hábito de la lectura. Por ello, para mí no fue, en absoluto, complicado iniciarme en el mundo de la lectura. Es una actividad que tengo muy arraigado y que disfruto (y aprendo, por supuesto), mucho.
Fue a partir de las obras literarias (en sus diversos géneros), que me fue gustando el ejercicio de la imaginación. Tener la posibilidad de adentrarme en la psicología de los personajes, inventar nuevos mundos, sustraer nuevos ideales, tener un gozo estético, invitar a la reflexión, buscar nuevas formas de decir algo…, me despertó el deseo de dedicarme al oficio de la escritura.
Así que un día decidí ser escritor. Me he estado preparando mucho para ello. Sigo obviamente leyendo a los grandes autores. Al mismo tiempo, participo en talleres, escribo cartas a otros escritores, converso sobre las inquietudes que van surgiendo y ejercito constantemente mi escritura.
Es oportuno preguntarnos, a estas alturas del escrito, cuáles son los beneficios que nos deja la lectura, bajo la perspectiva del oficio del escritor. En los siguientes párrafos menciono algunos.
Se amplía vocabulario: seguramente le ha pasado que cuando está uno leyendo, se encuentra con una palabra que le resulta desconocido, inmediatamente la subraya uno y busca su significado, sinónimos, antónimos, entre otras cosas. Así se amplía nuestro vocabulario y posibles aplicaciones en algunos de los escritos que elaboramos.
Descubrimos estilos: cuando uno lee varios libros, tanto de un solo autor, como de varios; va percibiendo uno los estilos en su escritura, los matices, la ironía, la adjetivación, la estética, su cultura, la construcción de personajes, los tiempos, los espacios…, todo aquello que conforma tanto la forma como el fondo de un texto.
Desarrollo ficcional: las lecturas nos permiten darnos la oportunidad de crear ficción. Y es que sucede que nuestra capacidad imaginativa y/o de creación, la dejamos junto con la niñez. Al ser adultos, insistimos en que debemos “apegarnos a la realidad”. Al ver que mucha gente desarrolla ficción, perdemos ese miedo.
Posibilidades expresivas: descubre uno en la lectura que existe la habilidad, por parte de algunos escritores, de argumentar una idea de diversas formas. Por ejemplo: una acción de un personaje, se manifiesta de diversas formas en varios textos. Otro caso sería el manejo de las emociones.
Evidentemente existe una amplia lista de beneficios que nos da la lectura en el oficio del escritor. En otros artículos vamos a revisarlos. En esta ocasión subrayé los más evidentes e invito a que mencione en los comentarios, ¿Cuáles son los beneficios que usted ha obtenido?
Agradezco la lectura y sus comentarios. Hasta la próxima.